Hice una pausa durante un momento, mirandole mientras una sonrisa se extendia por su rostro. No podía afirmarlo, pero la expresión de sus ojos en aquel momento era tan misteriosa, tan llena del destello de un regocijo interior, que de repente se me ocurrió pensar que se habia inventado todo aquello. Estuve a punto de preguntarle si me habia tomado el pelo,pero enseguida comprendi que nunca me lo diría. Había conseguido que le creyera, y eso era lo único que importaba. Mientras haya una persona que se la crea, no hay ninguna historia que no sea verdadera.Y pensar que sólo fuera un sueño...
Paul Auster: El Cuento de Auggie Wren, Lumen
sábado, 22 de enero de 2011
Miradas, sonrisas y sueños
Hace no mucho tiempo en clase leímos...
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